miércoles, 27 de abril de 2011

José Luis Flores, mas contemporáneo imposible...

José Luis Flores, es un escritor chileno, al que admiro mucho. Lo conocí en un sitio web donde se comparte principalmente artes graficas (fotografía, diseño grafico, arte digital, etc) pero que también permite subir literatura. Lo fantástico de este sitio esta en sus dos piedras fundamentales, el respeto y el enorme  talento de los que participan, motivo por el cual ya lo he dejado. El sitio en cuestión es http://deviantart.com/ y se los recomiendo profundamente.

José Luis Flores no es alguien que escribe y sube eso a internet. No. JLFlores es un Señor Escritor y comparte a diario lo que va escribiendo con gran generosidad y total humildad. Tiene un estilo claramente definido, profundo, oscuro, lleno de imagenes y cargado de frases  fascinantes. Escribe todo tipo de géneros, poesía, cuento, novela y demás yerbas. Entre sus obras, la mas destacada, o por lo menos lo que yo puedo ver a distancia y tan solo por Internet, es “Alicia, la niña vampiro”, pero vamos a dejar a Alicia para mas adelante, ya que merece una caricia solo para ella.

Les dejo hoy unos poemas de este autor y quizá mas adelante volvamos sobre él para leer algo de su prosa.


-------------------------


Después de afrodita


Nos hicimos amantes
muy tarde,
después de habernos
deseado por años
hoy hacemos el
amor
y no podemos dejar
de pedir disculpas.


-------------------------

Los crios


Cuando en la sangre
se llevan recuerdos con gusto a salmuera
y
aventuras incrustadas en pirámides de cuarzo

Cuando en tu espalda
llevas mentiras ordenadas alfabéticamente
y
una lista de teléfonos que nunca has usado

Cuando en tus bolsillos
tienes almendras, avellanas y dos monedas
y
suertes color rojo envueltas en celofán

Entonces es el momento
de reconocer que has sido poeta mucho tiempo
y es hora de ser un hombre.


 -------------------------


IMBECIL


Lo más brillante que hice en
            mi primera juventud,
antes del primer amor,
            fue darme cuenta de
que era un imbecíl

             así dejé los mejores
poemas para los sabios,
los inteligentes, los bellos,
los pudorosos

yo me quedé
con estos,
       que al igual que yo,
saben exactamente lo que son.

-------------------------


Cabaret Lucifer


I
       El nacimiento

algunos pueden recordar
un destello de luz

un suspiro salido de la boca
de Dios

brillante como una
estrella hiperactiva

sus alas casi transparentes,
“es un cielo demasiado pequeño”,
dijo un serafín

la desconfianza fue instalada en el paraíso
sólo había que esperar,
y observar

II

El Serafín

¿dónde vas Lucifer?

en el cielo casi no te vemos

¿es esa mujer?

sé que tocar su piel morena,
sin plumas, sin culpa,
eriza tus sentimientos

ángel de la mañana
¿quieres castrar tu pureza?

nosotros te veremos partir.
nos ocuparemos de los asuntos
del padre,
menos independientes,
menos brillantes

III

Eva

astuto
entra en mis sueños
ya no soy inocente

Adán y sus cuentos
del Señor

la naturaleza y su
lento crecer

todas mentiras

Lu-ci-fer labios de miel,
llama a mi pensamiento,
a mis mentiras

IV

Lucifer lo entiende

hago lo que mi Señor me ha
señalado

soy el amo de la luz,
de la lujuria

el placer nace con mi llamado

nadie tendrá paz,
ni en el cielo,
ni en la tierra

la guerra comenzó
entre las piernas de los humanos


V

    El discurso 
  
ese día el Lucifer arregló
su mejor traje,
tomó su corbata más elegante

y frente al espejo ensayó su discurso,
era su primer discurso  en el infierno,
no podía fallar

miles de demonios habían venido
de lejos a escuchar a su impuesto amo
(las cosas no eran democráticas en el infierno,
no desde un trágico incidente con una urna de votos)

“hermanos míos”, dijo con rigidez, “estamos aquí
los llamados a formar un nuevo infierno, con nuestra
fuerza y participación y……” el silencio devoró absolutamente
el paisaje,
como la gran verdadera gran bestia que se oculta en el
infierno

Lucifer descendió de su podio,
los más increíbles seres del averno derramaron
lágrimas azules por su amo,
y por un instante sintieron compasión

en la gran fortaleza,
la estrella de la mañana se
escondía,
en la oscuridad de su pieza
ahora sabía  claramente donde había
llegado

de pronto todo ese asunto de la rebelión,
la libertad, el fuego eterno,
le pareció algo profundamente sobrevalorado.

VI

Hoy

en el trono todo es diferente,
los antiguos días
junto a serafines y poderosos arcángeles
parecen nimios,
infantiles

atrás está la serpiente,
la ciudad de plata, Adán y su Eva,
la música de los nuevos santos
reemplaza a su poesía

la seguridad del paraíso
es para débiles,
para quienes deben
ser protegidos

de ahora en adelante
todo apestará a realidad

el magnífico
soberano ya ha dejado
atrás las melancolías.
 

lunes, 18 de abril de 2011

Sexo, drogas, RIMAS y rock and roll

La rima como recurso en una composición literaria ha dejado de tener fuerza. Aburre y se torna un poco predecible. Sin embargo en la música actual hay un sin fin de estilos populares que están usando la rima, casi de forma grotesca o excesiva, con muy buena aceptación del publico, pero sobre todo con una gran carga significativa y explotando al máximo este recurso. En mi humilde opinión esta muy bien logrado y me resulta bastante interesante.

Les dejo tres canciones para escuchar y copio sus respectivas letras. Les pido que escuchen las canciones sino pierde un poco el encanto.

----------

Autor: Emanero
Canción: Mas tenemos, mas queremos


Letra:

El que no tiene lo quiere y el que lo tiene quiere más
Cuando ganas, nunca es más de lo que esperas
Así la estrella quiere convertirse en sol y el sol en luna
La vida se nos pasa persiguiendo una fortuna.

El rapero se cansó y ahora quiere ser poeta,
El pibe del triciclo quiere andar en bicicleta,
En la mansión de mi barrio esta vacía la pileta
Porque el dueño se canso y viaja por el planeta.
Inconforme, un presidente invade otra nación,
En el cielo un pájaro piensa que quiere ser avión,
Cada párrafo en mi hoja sueña con ser canción,
Cada instrumental que hago me reclama inspiración.
Es la codicia, criados para conquistar el mundo
Latente en el mas rico y hasta en el mas vagabundo
Soñando con ser Mozart fue como enloqueció Vivaldi,
Cada mujer argentina quiere ser la Coca Sarli
“No todo lo que brilla es oro” dice un comerciante,
Y hasta el oro se opaca cuando se asoma un diamante.
El marido de la más linda tiene tres amantes,
El que tiene fama y plata quiere ser como era antes.

El que no tiene lo quiere y el que lo tiene quiere más
Cuando ganas, nunca es más de lo que esperas
Así la estrella quiere convertirse en sol y el sol en luna
La vida se nos pasa persiguiendo una fortuna.

(Yo) Tengo una, quiero dos y si se pueden tres,
El dueño de la empresa dice que no quiere estrés.
El del auto caro ahora quiere un jet privado,
El mediocre sueña ser como ese el que esta al lado.
Y con poco se vive más tranquilo,
Y es normal que el ladrón quiera ser policía para robar más,
El político quiere ser el padrino de su barrio,
La de culo y tetas grandes ahora se opera los labios,
El viejo sueña con ser aquel pendejo
Pero el espejo no lo deja y le devuelve el reflejo.
Don Juanes buscan fama y Ana la envidia a Mariana,
Somos sombras de un ayer que nunca pensó en mañana.
Nuestra ambición ya esta al volante de este globo,
La moda va cambiando y vos siguiéndola solo sos otro bobo,
Cuando tengas todo vas a querer algo que no existe,
No hay fortuna que te haga feliz, tu vida sigue triste.

El que no tiene lo quiere y el que lo tiene quiere más
Cuando ganas, nunca es más de lo que esperas
Así la estrella quiere convertirse en sol y el sol en luna
La vida se nos pasa persiguiendo una fortuna.

----------

 

Autor: Calle 13
Cancion: Calma Pueblo



Letra:

Naci mirando para arriba el 23 de febrero
Despues de estudiar tanto termine siendo rapero
Mi familia es grande en mi casa somos ocho
Y la clase media baja no recibe plan ocho

Es normal que mi comportamiento no les cuadre
Y mas cuando el gobernador desempleo a mi madre
Me desahogo cuando escribo mi letra es franca
Pa' no terminar explotando en la Casa Blanca

Mis rimas te ponen tenso y te dan calambre
Yo soy el que hago que coman sin que tengan hambre
Mezclo lo que veo con lo melodico
Yo estoy aqui para contarte lo que no cuentan los periodicos

Es el momento de la musica independiente
Mi disquera no es Sony, mi disquera es la gente
Las personas que me siguen y escuchan el mensaje
Por eso me defienden a los puños y sin vendaje

Calma pueblo que aqui estoy yo
Lo que no dicen lo digo yo
Lo que sientes tu lo siento yo
Porque yo soy como tu, tu eres como yo

A ti te ofende lo que escribo
A mi me ofende tu playback, que estes doblando en vivo
A mi me ofende cuando tu sobornas a la radio
Con plata con dinero pa' que te suenen a diario

Ni siquiera los Beatles tenian cuatro canciones
Sonando el mismo tiempo en las radio estaciones
Esto lo puede ver hasta un bizco
Tu vendes porque tu mismo te compras tus propios discos

No me digas que no si a mi me han ofrecido hacer eso
La mitad de los artistas deberian estar presos
A mi no me ofende que por hablar mucho me llames loco
Tu dices poco porque sabes poco

Calma pueblo que aqui estoy yo
Lo que no dicen lo digo yo
Lo que sientes tu lo siento yo
Porque yo soy como tu, Duro!

Yo uso al enemigo a mi nadie me controla
Le tiro duro a los gringos y me auspicia coca cola
De la canasta de frutas soy la unica podrida
Adidas no me usa, yo estoy usando adidas

Mientras bregue diferente, por la salida entro
Me infiltro en el sistema y exploto desde adentro
Todo lo que les digo es como el Aikido
Uso a mi favor la fuerza del enemigo

Ahora quitate el traje falda y camiseta
Despojate de prendas marcas etiquetas
Pa' cambiar el mundo desnuda tu coraje
La honestidad no tiene ropa ni maquillaje

No me hablen de carteles ni de los sopranos
La mafia mas grande vive en el Vaticano
Con el truco de la fé se cojen a la gente
Se cojen a cualquiera que piense diferente

A mi no me cojen yo creo en lo que quiera
Creo en la gente, creo en mi bandera
Creo que los que me señalan con el dedo
Me tienen miedo porque yo no tengo miedo

Calma pueblo que aqui estoy yo
Lo que no dicen lo digo yo
Lo que sientes tu lo siento yo
Porque yo soy como tu, tu eres como yo

----------

 
Autor: Cuarteto de Nos
Canción: Ya no se que hacer conmigo

Ademas este video clip es una genialidad. Recomendado a todos los que les gusta el diseño grafico y las puestas tipograficas.




Letra:

Ya tuve que ir obligado a misa, ya toque en el piano "Para Elisa"
ya aprendí a falsear mi sonrisa, ya caminé por la cornisa.
Ya cambié de lugar mi cama, ya hice comedia ya hice drama
fui concreto y me fui por las ramas, ya me hice el bueno y tuve mala fama.
Ya fui ético, y fui errático, ya fui escéptico y fui fanático
ya fui abúlico, fui metódico, ya fui impúdico y fui caótico.
Ya leí Arthur Conan Doyle, ya me pasé de nafta a gas oil.
Ya leí a Bretón y a Moliere, ya dormí en colchon y en somier.
Ya me cambié el pelo de color, ya estuve en contra y estuve a favor
lo que me daba placer ahora me da dolor, ya estuve al otro lado del mostrador.
Y oigo una voz que dice sin razón
"Vos siempre cambiando, ya no cambiás más"
y yo estoy cada vez más igual
Ya no se que hacer conmigo.
Ya me ahogué en un vaso de agua , ya planté café en NIcaragua
ya me fui a probar suerte a USA, ya jugué a la ruleta rusa.
Ya creí en los marcianos, y fui ovo lacto vegetariano.
Sano, fui quieto y fui gitano, ya estuve tranqui y estuve hasta las manos.
Hice el curso de mitoligía pero los dioses de mi se reían
orfebrería lo salvé raspando y el de moral lo perdí copiando.
Ya probé, ya fumé, ya tomé, ya dejé, ya firmé, ya viajé, ya pagé.
Ya sufrí, ya eludí, ya huí, ya asumí, ya me fuí, ya volví, ya fingí, ya mentí.
Y entre tantas falsedades muchas de mis mentiras ya son verdades
hice fácil adversidades, ya compliqué en las nimiedades.
Y oigo una voz que dice sin razón
"Vos siempre cambiando, ya no cambiás más"
y yo estoy cada vez más igual
Ya no se que hacer conmigo.
Ya me hice un lifting me puse un piercing, fui a ver al Dream Team y no hubo feeling
me tatué al Che en una nalga, arriba de mami para que no se salga.
Ya me reí y me importó un bledo de cosas y gente que ahora me dan miedo.
Ayuné por causas al pedo, ya me empaché con pollo al spiedo.
Ya fui psicólogo, fui al teólogo, fui al astrólogo, fui al enólogo
ya fui alcoholico y fui lambeta, ya fui anonimo y ya hice dieta.
Ya lancé piedras y escupitajos, al lugar donde ahora trabajoy mi legajo cuenta a destajo, que me porté bien y que ya armé relajo.
Y oigo una voz que dice sin razón
"Vos siempre cambiando, ya no cambiás más"
y yo estoy cada vez más igual
Ya no se que hacer conmigo.

----------

viernes, 8 de abril de 2011

La insolación, Horacio Quiroga

A todos los que gustan de las historias donde hay perros que hablan, mucho sol, muerte, calor y muy buena literatura, no se pueden perder este cuento. Uno de los grandes, Don Horacio...

-----

El cachorro Old salió por la puerta y atravesó el patio con paso recto y perezoso. Se detuvo en la linde del pasto, estiró al monte, entrecerrando los ojos, la nariz vibrátil, y se sentó tranquilo. Veía la monótona llanura del Chaco, con sus alternativas de campo y monte, monte y campo, sin más color que el crema del pasto y el negro del monte. Éste cerraba el horizonte, a doscientos metros, por tres lados de la chacra. Hacia el Oeste el campo se ensanchaba y extendía en abra, pero que la ineludible línea sombría enmarcaba a lo lejos.
A esa hora temprana, el confín, ofuscante de luz a mediodía, adquiría reposada nitidez. No había una nube ni un soplo de viento. Bajo la calma del cielo plateado el campo emanaba tónica frescura que traía al alma pensativa, ante la certeza de otro día de seca, melancolías de mejor compensado trabajo.
Milk, el padre del cachorro, cruzó a la vez el patio y se sentó al lado de aquél, con perezoso quejido de bienestar. Ambos permanecían inmóviles, pues aún no había moscas.
Old, que miraba hacía rato a la vera del monte, observó:
-La mañana es fresca.
Milk siguió la mirada del cachorro y quedó con la vista fija, parpadeando distraído. Después de un rato dijo:
-En aquel árbol hay dos halcones.
Volvieron la vista indiferente a un buey que pasaba y continuaron mirando por costumbre las cosas.
Entretanto, el Oriente comenzaba a empurpurarse en abanico, y el horizonte había perdido ya su matinal precisión. Milk cruzó las patas delanteras y al hacerlo sintió un leve dolor. Miró sus dedos sin moverse, decidiéndose por fin a olfatearlos. El día anterior se había sacado un pique, y en recuerdo de lo que había sufrido lamió extensamente el dedo enfermo.
-No podía caminar -exclamó en conclusión.
Old no comprendió a qué se refería. Milk agregó:
-Hay muchos piques.

Esta vez el cachorro comprendió. Y repuso por su cuenta, después de largo rato:
-Hay muchos piques.
Uno y otro callaron de nuevo, convencidos.
El sol salió, y en el primer baño de su luz, las pavas del monte lanzaron al aire puro el tumultuoso trompeteo de su charanga. Los perros, dorados al sol oblicuo, entornaron los ojos, dulcificando su molicie en beato pestañeo. Poco a poco la pareja aumentó con la llegada de los otros compañeros: Dick, el taciturno preferido; Prince, cuyo labio superior, partido por un coatí, dejaba ver los dientes, e Isondú, de nombre indígena. Los cinco foxterriers, tendidos y beatos de bienestar, durmieron.
Al cabo de una hora irguieron la cabeza; por el lado opuesto del bizarro rancho de dos pisos -el inferior de barro y el alto de madera, con corredores y baranda de chalet-, habían sentido los pasos de su dueño, que bajaba la escalera. Míster Jones, la toalla al hombro, se detuvo un momento en la esquina del rancho y miró el sol, alto ya. Tenía aún la mirada muerta y el labio pendiente tras su solitaria velada de whisky, más prolongada que las habituales.
Mientras se lavaba, los perros se acercaron y le olfatearon las botas, meneando con pereza el rabo. Como las fieras amaestradas, los perros conocen el menor indicio de borrachera en su amo. Alejáronse con lentitud a echarse de nuevo al sol. Pero el calor creciente les hizo presto abandonar aquél por la sombra de los corredores.
El día avanzaba igual a los precedentes de todo ese mes: seco, límpido, con catorce horas de sol calcinante que parecía mantener el cielo en fusión, y que en un instante resquebrajaba la tierra mojada en costras blanquecinas. Míster Jones fue a la chacra, miró el trabajo del día anterior y retornó al rancho. En toda esa mañana no hizo nada. Almorzó y subió a dormir la siesta.
Los peones volvieron a las dos a la carpición, no obstante la hora de fuego, pues los yuyos no dejaban el algodonal. Tras ellos fueron los perros, muy amigos del cultivo desde el invierno pasado, cuando aprendieron a disputar a los halcones los gusanos blancos que levantaba el arado. Cada perro se echó bajo un algodonero, acompañando con su jadeo los golpes sordos de la azada.
Entretanto el calor crecía. En el paisaje silencioso y encegueciente de sol, el aire vibraba a todos lados, dañando la vista. La tierra removida exhalaba vaho de horno, que los peones soportaban sobre la cabeza, envuelta hasta las orejas en el flotante pañuelo, con el mutismo de sus trabajos de chacra. Los perros cambiaban a cada rato de planta, en procura de más fresca sombra. Tendíanse a lo largo, pero la fatiga los obligaba a sentarse sobre las patas traseras, para respirar mejor.
Reverberaba ahora adelante de ellos un pequeño páramo de greda que ni siquiera se había intentado arar. Allí, el cachorro vio de pronto a Míster Jones que lo miraba fijamente, sentado sobre un tronco. Old se puso en pie meneando el rabo. Los otros levantáronse también, pero erizados.
-Es el patrón -dijo el cachorro, sorprendido de la actitud de aquéllos.
-No, no es él -replicó Dick.
Los cuatro perros estaban apiñados gruñendo sordamente, sin apartar los ojos de míster Jones, que continuaba inmóvil, mirándolos. El cachorro, incrédulo, fue a avanzar, pero Prince le mostró los dientes:
-No es él, es la Muerte.
El cachorro se erizó de miedo y retrocedió al grupo.
-¿Es el patrón muerto? -preguntó ansiosamente. Los otros, sin responderle, rompieron a ladrar con furia, siempre en actitud temerosa. Pero míster Jones se desvanecía ya en el aire ondulante.
Al oír los ladridos, los peones habían levantado la vista, sin distinguir nada. Giraron la cabeza para ver si había entrado algún caballo en la chacra, y se doblaron de nuevo.
Los foxterriers volvieron al paso al rancho. El cachorro, erizado aún, se adelantaba y retrocedía con cortos trotes nerviosos, y supo de la experiencia de sus compañeros que cuando una cosa va a morir, aparece antes.
-¿Y cómo saben que ése que vimos no era el patrón vivo? -preguntó.
-Porque no era él -le respondieron displicentes.
¡Luego la Muerte, y con ella el cambio de dueño, las miserias, las patadas, estaba sobre ellos! Pasaron el resto de la tarde al lado de su patrón, sombríos y alerta. Al menor ruido gruñían, sin saber hacia dónde.
Por fin el sol se hundió tras el negro palmar del arroyo, y en la calma de la noche plateada los perros se estacionaron alrededor del rancho, en cuyo piso alto míster Jones recomenzaba su velada de whisky. A media noche oyeron sus pasos, luego la caída de las botas en el piso de tablas, y la luz se apagó. Los perros, entonces, sintieron más el próximo cambio de dueño, y solos al pie de la casa dormida, comenzaron a llorar. Lloraban en coro, volcando sus sollozos convulsivos y secos, como masticados, en un aullido de desolación, que la voz cazadora de Prince sostenía, mientras los otros tomaban el sollozo de nuevo. El cachorro sólo podía ladrar. La noche avanzaba, y los cuatro perros de edad, agrupados a la luz de la luna, el hocico extendido e hinchado de lamentos -bien alimentados y acariciados por el dueño que iban a perder-, continuaban llorando a lo alto su doméstica miseria.
A la mañana siguiente míster Jones fue él mismo a buscar las mulas y las unció a la carpidora, trabajando hasta las nueve. No estaba satisfecho, sin embargo. Fuera de que la tierra no había sido nunca bien rastreada, las cuchillas no tenían filo, y con el paso rápido de las mulas, la carpidora saltaba. Volvió con ésta y afiló sus rejas; pero un tornillo en que ya al comprar la máquina había notado una falla, se rompió al armarla. Mandó un peón al obraje próximo, recomendándole cuidara del caballo, un buen animal, pero asoleado. Alzó la cabeza al sol fundente de mediodía, e insistió en que no galopara ni un momento. Almorzó en seguida y subió. Los perros, que en la mañana no habían dejado un segundo a su patrón, se quedaron en los corredores.
La siesta pesaba, agobiada de luz y silencio. Todo el contorno estaba brumoso por las quemazones. Alrededor del rancho la tierra blanquizca del patio, deslumbraba por el sol a plomo, parecía deformarse en trémulo hervor, que adormecía los ojos parpadeantes de los foxterriers.
-No ha aparecido más -dijo Milk.
Old, al oír aparecido, levantó vivamente las orejas. Incitado por la evocación el cachorro se puso en pie y ladró, buscando a qué. Al rato calló, entregándose con sus compañeros a su defensiva cacería de moscas.
-No vino más -agregó Isondú.
-Había una lagartija bajo el raigón -recordó por primera vez Prince.
Una gallina, el pico abierto y las alas apartadas del cuerpo, cruzó el patio incandescente con su pesado trote de calor. Prince la siguió perezosamente con la vista y saltó de golpe.
-¡Viene otra vez! -gritó.
Por el norte del patio avanzaba solo el caballo en que había ido el peón. Los perros se arquearon sobre las patas, ladrando con furia a la Muerte, que se acercaba. El caballo caminaba con la cabeza baja, aparentemente indeciso sobre el rumbo que debía seguir. Al pasar frente al rancho dio unos cuantos pasos en dirección al pozo, y se desvaneció progresivamente en la cruda luz.
Míster Jones bajó; no tenía sueño. Disponíase a proseguir el montaje de la carpidora, cuando vio llegar inesperadamente al peón a caballo. A pesar de su orden, tenía que haber galopado para volver a esa hora. Apenas libre y concluida su misión, el pobre caballo, en cuyos ijares era imposible contar los latidos, tembló agachando la cabeza, y cayó de costado. Míster Jones mandó a la chacra, todavía de sombrero y rebenque, al peón para no echarlo si continuaba oyendo sus jesuísticas disculpas.
Pero los perros estaban contentos. La Muerte, que buscaba a su patrón, se había conformado con el caballo. Sentíanse alegres, libres de preocupación, y en consecuencia disponíanse a ir a la chacra tras el peón, cuando oyeron a míster Jones que le gritaba pidiéndole el tornillo. No había tornillo: el almacén estaba cerrado, el encargado dormía, etc. Míster Jones, sin replicar, descolgó su casco y salió él mismo en busca del utensilio. Resistía el sol como un peón, y el paseo era maravilloso contra su mal humor.
Los perros salieron con él, pero se detuvieron a la sombra del primer algarrobo; hacía demasiado calor. Desde allí, firmes en las patas, el ceño contraído y atento, veían alejarse a su patrón. Al fin el temor a la soledad pudo más, y con agobiado trote siguieron tras él.
Míster Jones obtuvo su tornillo y volvió. Para acortar distancia, desde luego, evitando la polvorienta curva del camino, marchó en línea recta a su chacra. Llegó al riacho y se internó en el pajonal, el diluviano pajonal del Saladito, que ha crecido, secado y retoñado desde que hay paja en el mundo, sin conocer fuego. Las matas, arqueadas en bóveda a la altura del pecho, se entrelazan en bloques macizos. La tarea de cruzarlo, sería ya con día fresco, era muy dura a esa hora. Míster Jones lo atravesó, sin embargo, braceando entre la paja restallante y polvorienta por el barro que dejaban las crecientes, ahogado de fatiga y acres vahos de nitrato.
Salió por fin y se detuvo en la linde; pero era imposible permanecer quieto bajo ese sol y ese cansancio. Marchó de nuevo. Al calor quemante que crecía sin cesar desde tres días atrás, agregábase ahora el sofocamiento del tiempo descompuesto. El cielo estaba blanco y no se sentía un soplo de viento. El aire faltaba, con angustia cardíaca, que no permitía concluir la respiración.
Míster Jones adquirió el convencimiento de que había traspasado su límite de resistencia. Desde hacía rato le golpeaba en los oídos el latido de las carótidas. Sentíase en el aire, como si de dentro de la cabeza le empujaran el cráneo hacia arriba. Se mareaba mirando el pasto. Apresuró la marcha para acabar con eso de una vez... Y de pronto volvió en sí y se halló en distinto paraje: había caminado media cuadra sin darse cuenta de nada. Miró atrás, y la cabeza se le fue en un nuevo vértigo.
Entretanto, los perros seguían tras él, trotando con toda la lengua afuera. A veces, asfixiados, deteníanse en la sombra de un espartillo; se sentaban, precipitando su jadeo, para volver en seguida al tormento del sol. A1 fin, como la casa estaba ya próxima, apuraron el trote.
Fue en ese momento cuando Old, que iba adelante, vio tras el alambrado de la chacra a míster Jones, vestido de blanco, que caminaba hacia ellos. El cachorro, con súbito recuerdo, volvió la cabeza a su patrón, y confrontó.
La Muerte, la Muerte! -aulló.
Los otros lo habían visto también, y ladraban erizados, y por un instante creyeron que se iba a equivocar; pero al llegar a cien metros se detuvo, miró el grupo con sus ojos celestes, y marchó adelante.
-¡Que no camine ligero el patrón! -exclamó Prince.
-¡Va a tropezar con él! -aullaron todos.
En efecto, el otro, tras breve hesitación, había avanzado, pero no directamente sobre ellos como antes, sino en línea oblicua y en apariencia errónea, pero que debía llevarlo justo al encuentro de míster Jones. Los perros comprendieron que esta vez todo concluía, porque su patrón continuaba caminando a igual paso como un autómata, sin darse cuenta de nada. El otro llegaba ya. Los perros hundieron el rabo y corrieron de costado, aullando. Pasó un segundo y el encuentro se produjo. Míster Jones se detuvo, giró sobre sí mismo y se desplomó.
Los peones, que lo vieron caer, lo llevaron a prisa al rancho, pero fue inútil toda el agua; murió sin volver en sí. Míster Moore, su hermano materno, fue allá desde Buenos Aires, estuvo una hora en la chacra, y en cuatro días liquidó todo, volviéndose en seguida al Sur. Los indios se repartieron los perros, que vivieron en adelante flacos y sarnosos, e iban todas las noches con hambriento sigilo a robar espigas de maíz en las chacras ajenas.

lunes, 4 de abril de 2011

Microcuentos, literatura 2.0 ?

Si bien se habla mucho del microcuento (o microrrelato) como algo propio del modernismo, la literatura breve existe desde siempre. Tenemos claros ejemplos como fábulas que tienen miles de años,  a Jesús con sus Parábolas, o el mismísimo Dios con su tan conocido "Borges y yo" entre otros.


A mí, particularmente, es una de las formas de la literatura que más disfruto, siendo su opuesta, la novela, a la que más le escapo. Un claro síntoma de mi vagancia.

Les dejo ahora tres microcuentos, o cuentos breves, o cortos, o como joraca sea. El primero es de Cecilia Vetti, escritora que actualmente tiene un taller literario en el Teatro Ensamble de Banfield, otro de Borges y por ultimo uno de un escritor chileno que no conozco pero que es mi favorito. Basta de chacharas y vamos a los cuentos:

-----

Mi hombre

Está dormido, su piel reluce como si fuera de mármol negro. Quisiera ser bruja y poder apoderarme de sus sueños. Ríe, seguramente soñará con la otra, esa cabra loca que le ronda por las noches. Sonríe, se babosea de placer, se crispa, vuelve a crisparse, el deseo le recorre el cuerpo y lo arquea. Es como si estuviera poseyendo a un fantasma. Sus labios se abren, suspira, y se deja ir en un grito ahogado.

Ahora se ha quedado quieto, pero su cara tiene un gesto de contrariedad, está llorando, sufre. Pobre mi negro traicionero. Mala mujer, mal nacida, comportarse así con mi hombre después del buen rato pasado. Si es para no creer, seguramente se habrá ido con otro. ¡Cabra loca! Algún negro ladino se la habrá llevado. Mire que despreciar así a mi hombre.

Ya duerme como un ángel, sin perturbarse. Cuando despierte me mirará desconcertado, asegurándome como siempre, que el nunca sueña.


Cecilia Sonia Vetti

-----

Diálogo sobre un diálogo

A. –Distraídos en razonar la inmortalidad, habíamos dejado que anocheciera sin encender la lámpara. No nos veíamos las caras. Con una indiferencia y una dulzura más convincentes que el fervor, la voz de Macedonio Fernández repetía que el alma es inmortal. Me aseguraba que la muerte del cuerpo es del todo insignificante y que morirse tiene que ser el hecho más nulo que puede sucederle a un hombre. Yo jugaba con la navaja de Macedonio; la abría y la cerraba. Un acordeón vecino despachaba infinitamente la Comparsita, esa pamplina consternada que les gusta a muchas personas, porque les mintieron que es vieja… Yo le propuse a Macedonio que nos suicidáramos, para discutir sin estorbo.
Z (burlón). –Pero sospecho que al final no se resolvieron.
A (ya en plena mística). –Francamente no recuerdo si esa noche nos suicidamos.

J. L. Borges

-----

Padre nuestro que estás en el cielo

Mientras el sargento interrogaba a su madre y su hermana, el capitán se llevó al niño, de una mano, a la otra pieza...
- ¿Dónde está tu padre? - preguntó
- Está en el cielo - susurró él.
- ¿Cómo? ¿Ha muerto? - preguntó asombrado el capitán.
- No - dijo el niño -. Todas las noches baja del cielo a comer con nosotros. El capitán alzó la vista y descubrió la puertecilla que daba al entretecho.

José Leandro Urbina

-----